Poesía de Agustín Manzano Hernandez

Pedroso, nombre recio y poderoso,
forjado a golpe de azada y arado,
bañado por el tórrido sol de esta vieja Castilla,
que cuando al atardecer acaricia las piedras seculares de tu torre,
lanza destellos de oro viejo,
de ese oro que unos pocos envilecieron
y que nunca llegó a las manos encallecidas de los jornaleros.
Aun recuerdo, ¿Con nostalgia?
!No¡, no es nostalgia, !es dolor¡,
los años de miseria y de aquella hambruna atroz.
Cuando unos pocos ricos, el cacique, o el señor
nadaban en la abundancia, bien repletos sus graneros,
no daban ni las migajas a los hambrientos obreros.
Años dificiles de carnes flacidas al aire,
de pies descalzos, de miradas tristes.
Pedroso de intrigas y caciques, !yo te maldigo¡
Pedroso gentes laboriosas, transparentes, honestas, honradas, !Yo te bendigo¡
Despierta ya de tu eterna siesta, y grita con fuerza,
!Que ser remuevan las conciencias¡
y que tu voz resuene por los campos ondulados de espigas doradas,
desde el monte La torre, a la Ventosilla,
de las Vegas a los Montes Nuevos,
¡Grita, grita!
!Solo estaba dormido, jamas muerto!

Agustin Manzano Hernandez
(9/08/06)