Sentimientos del Corazón

Pedroso, ¿por qué te quiero?
¿Porque extraño sortilegio causas
en mi nostalgia?
¿Por qué al pasear tus calles noto
que el pecho se ensancha y el latir
antes tranquilo, galopa cual jaca
blanca?
¿Sera que el caño de arriba me
ofrece sus frescas aguas?
¿Sera que el caño de abajo me
recuerda qué en mi infancia jugaba
con mis amigos a mojarnos con sus aguas?
¿O esas noches en las eras con la
bóveda estrellada acariciando a una
niña que a ser mujer jugaba?
¿O son aquellas tertulias por las tardes en la fragua?
¿O es el rosario de la aurora fastidio
de madrugadas?
¿O la procesión del Carmen con su
curiosa subasta?
¿O el día de San Antón en solemne
procesión con la espalda
engalanada esperando ya la tarde
para ensartar la cinta y entregársela
a la dama?
¿O esas tardes de domingo en el
salón de la plaza al ritmo de la
dulzaina con las mozas bailaba?
No lo sé, pero son tantos recuerdos
que se agolpan en mi alma, unos
buenos, otros…
Pues son trozos de mi vida que me revela y me calma.
Paseo por el regato o lo que de él quedara.
Y subo por la calle larga con el caminar
mas lento, los años ya se revelan a
una larga caminata.
Y llego a la larga residencia en la que
ancianos y ancianas aguardan un
nuevo día pero ya sin esperanza.
Y he llegado a la estación,
¡Maldita sea la estampa!
Y noto en mis adentros que el
corazón se me para, lo que antes
era galope ahora es angustiosa
calma y un borbotón de sangre se
me sube a la garganta.
Porque aqui justo, el punto
donde el pueblo se desangra, unos
se van a Suiza, Asturias o
Vascongadas. Los otros a Cataluña, Holanda,
Francia, Alemania… a por una
nueva vida que en Pedroso no
encontrarán. Eran aquellas pateras que por railes
navegaban y con las mismas
angustias y las mismas esperanzas
dejaban lo mas querido con el alma
destrozada.
Y cuando el tren avanza y ves la
torre lejana, una lagrima furtiva en
los ojos y en el alma, refleja toda la
angustia que la partida te causa.
Ya no repican las campanas, ya no
hay juegos en la plaza, solo hay
miedo, hay temor y un poquito de
esperanza. Pero han pasado los años, las
angustias, las nostalgias y regresan
a su pueblo y regresan a sus casas
con el paso más tranquilo y las
sienes nevadas. Yo tambien deje mi sangre y he
venido a rescatarla.

Agustin Manzano Hernandez (9/08/207)